Es por todos conocido que el cerebro es la parte de nuestro cuerpo que regula todos los procesos que en él acontecen. De hecho, es el encargado de que nuestros órganos funcionen, de que pensemos, sintamos, recordemos, etc. Pero, a su vez, es el órgano del cuerpo menos conocido y, aunque en las últimas décadas se ha investigado mucho sobre él, todavía queda un largo camino que recorrer. El cerebro, en definitiva, es el órgano más importante del cuerpo humano, y si aprendemos a cuidarlo y a entrenarlo, tendremos un gran aliado el resto de nuestras vidas. Pero, ¿cómo cuidar y potenciar el funcionamiento de nuestro cerebro? Existen infinidad de formas.
Inicialmente, a través de la alimentación. Hay muchas vitaminas presentes en alimentos que nos pueden ayudar a hacer de nuestro cerebro un gran aliado. A continuación, os cito algunos:
- El beta-caroteno: su principal aporte es el de mejorar la memoria y contribuir a la preservación de la células cerebrales a largo plazo. Lo podéis encontrar en la zanahoria calabaza, melón, papaya o mango.
- Vitamina B1: es magnífica para luchar contra el deterioro de la memoria y el envejecimiento cerebral. También recibe el nombre de “Tiamina” y está presente en la mayoría de las carnes.
- Vitamina B6: favorece la formación de neurotransmisores como la dopamina (estados de ánimo), epinefrina (estados de ansiedad), GABA (angustia y estrés) y acetilcolina (memoria).
- Vitamina B12: su acción está relacionada con la memoria a corto plazo y la velocidad de procesamiento. Está presente en la ternera, pollo, pavo y vísceras de animales.
- Vitamina C: el antioxidante por excelencia. Protege el cerebro del estrés oxidativo y de los procesos degenerativos característicos de enfermedades como el Parkinson, Alzheimer y otras formas de demencia.
- Vitamina D: ayuda en el mejoramiento de trastornos depresivos y en el tratamiento de la esclerosis múltiples. Presente en el salmón, las sardinas, el atún y los champiñones.
- Vitamina K: mejora los procesos de aprendizaje y está presente en el brócoli, coles de Bruselas, perejil, espárragos, apio, etc.
- Vitamina E: así como los alimentos que contienen ácidos grasos Omega-3, son excelentes antioxidantes que incrementan la plasticidad del cerebro.
Por otra parte, también podemos ejercitarlo, al igual que hacemos con nuestro cuerpo. ¡No olvidéis que es un músculo más! Además, podemos hacerlo de múltiples formas:
- Practicando deporte y actividades físicas: influyendo así en la memoria de trabajo y las funciones ejecutivas. Sus beneficios perduran hasta la vejez.
- Entrenando la memoria de trabajo: con cualquier actividad que requiera la retención por un tiempo de información auditiva o visual.
- Salir de la zona de confort: encontrando nuevas aficiones que supongan un reto y que nos aporten motivación.
- La lectura: ya que pone un juego muchos procesos mentales como la percepción, la memoria y el razonamiento.
- Potenciar la creatividad: ya que podrás lograr mayor flexibilidad mental y originalidad.
- Aprender idiomas: es sin duda una de las mejores formas de entrenar tu cerebro.
- El mar: pasear por la playa o darte un baño en el mar potencia tu creatividad, facilita la meditación, contribuye a la relajación y disminuye la angustia. De la misma forma, detiene la rumiación en los pensamientos y tiene un efecto relativamente hipnótico.
En definitiva, debemos ser conscientes de que aunque nuestro cerebro tenga una carga genética importante, puede moldearse desde el primer año de vida. El entrenamiento mental es uno de los recursos que tenemos a nuestro alcance para mejorar o perfeccionar alguno o varios de nuestros procesos mentales. ¡Únete a la revolución del entrenamiento cerebral y mejora por dentro y por fuera en PsicoClinic!
Dra. Raquel Escortell
Doctora en Psicología y Educación
Bibliografía
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